viernes, 4 de noviembre de 2011

Túpac Amaru II: El gran rebelde entre dos fuegos

Túpac Amaru II tuvo un proyecto político muy distinto al que esperaban las masas indígenas, porque si bien el gran rebelde era netamente un indio e incluso descendía de la realeza inca, había recibido una educación privilegiada en un colegio regentado por jesuitas y destinado a la formación de potenciales caciques. Lo que le dio una visión muy distinta del pasado inca que la que tenía el indio común. A lo que hay que sumar la influencia que tuvo en él la aparición en América de los Comentarios Reales, los que al ser una novela casi utópica de lo que fue el imperio de los incas, distaban mucho de la historia real del pasado de los incas.
Así, el proyecto del gran rebelde, fue sobre todo, el primer intento de un proyecto nacional, muy ambicioso, el cual buscaba una nueva estructuración de la sociedad andina, no sobre la bases de las débiles estructuras coloniales, sino sobre la base de un nuevo concepto de sociedad, el cual no significaba volver al imperio inca, sino que intentaba dar a la sociedad una nueva estructura que pudiese responder a los nuevos actores con los que contaba y a las nuevas necesidades que se habían presentado.
Por ello, podríamos decir también, que fue el primer proyecto país del continente, que intentaba sacudirse del domino español, para pasar a regirse por un nuevo gobierno, moderno, que responda no solo a los intereses y necesidades indígenas, sino que sobre todo, responda a todo el cuerpo de la sociedad, representada por indígenas, criollos, mestizos y negros.
Recordemos pues, que Túpac Amaru II era un convencido católico y que parte de su proyecto era gobernar no solamente con la nobleza inca o con lo que quedaba de ella, sino además gobernar con los sacerdotes católicos, pues entendió y sintió dicho fenómeno religioso, como el símbolo necesario que necesitaba su proyecto de país.
Paralelamente a esto, la masa indígena veía en él, a la figura que los conduciría a derrotar a los españoles para volver a imponer el gobierno inca, del que quedaba en el imaginario popular el falso recuerdo de un gobierno sin problemas de hambrunas ni de explotación; era pues, para la masa indígena, volver a un estado que solo ellos imaginaban, producto de la tradición oral y no volver a lo que realmente fue el estado de los incas.
Sin embargo, esta expectativa indígena, es la que en un inicio le da la atropelladora fuerza que tuvo el movimiento rebelde, pues se creía que el objetivo era invertir el orden colonial, poniendo a los indígenas a la cabeza y a los españoles debajo de ellos. Por ende, se desencadeno una violencia sin precedentes, no solo frente a los españoles, sino frente a todo lo que no se le consideraba indígena, como eran los sacerdotes, criollos y mestizos adinerados, y en algunos casos, hasta ciertos indígenas que vestían similar a los españoles.
Siendo así, es que el ejército rebelde comienza a sufrir rápidamente algunos problemas, pues de un lado su líder intentaba conversar y aglutinar a criollos, mestizos y sacerdotes, mientras que por otro lado, la masa indígena buscaba vengarse y volver al pasado, con lo que se alejaba completamente del proyecto nacional de construcción de país que tenía Túpac Amaru II.