A todos los
peruanos y extranjeros les consta que el Perú, con un modelo económico de
crecimiento y de justicia social, logró durante el gobierno de Alan García una
tasa promedio de crecimiento de 7,2%, a pesar de la gran crisis mundial del
2008, y una importante reducción de la pobreza del 44,5% al 31,3%. Esto, vale
repetirlo, dentro de una coyuntura desfavorable tanto para EEUU como para la
Unión Europea, otro de los colosos económicos del planeta.
Todos estos logros han llevado a
muchos analistas y expertos a señalar que el segundo gobierno del presidente
Alan García ha sido, en términos económicos y sociales, el más exitoso de la
historia moderna del Perú. Logrando por ejemplo, un incremento significativo en
el jornal agrícola, que pasó de 12 a 21 soles, permitiendo así que la pobreza
rural disminuya de 45% a 23%. Esto es, presidente Humala, la verdadera
inclusión social.
Sin embargo, hoy se pretende manchar
esta gestión con el único propósito de impedir la simple posibilidad de que el
APRA, liderado por Alan García y junto a otras fuerzas sociales, tenga la
oportunidad de consolidar en el futuro próximo lo ya avanzado, cumpliendo la
promesa de celebrar nuestros doscientos años de independencia, con un nivel de
pobreza inferior al 10% y habiendo eliminado la pobreza extrema.
Se confabulan en esta suerte de
complot contra el Partido del Pueblo y por tal contra la democracia, la
mezquindad y el temor al arraigo popular de Alan García, pero sobre todo, el
odio visceral de un personaje oscuro de la política peruana que, a pesar del
alto cargo que ostentó, pareciera por casualidad, pasará a la historia por sus
sórdidos escandaletes, producto de sus mundanas debilidades.
El APRA responderá a los agravios, pues
históricamente lo ha hecho sin temores, con energía y respeto al gobierno, para
que así cumpla con los acuerdos plasmados en las hojas de ruta, que hicieron
posible su triunfo final. Pues su primera propuesta era demagógica y
trasnochada, tanto así que sus primeros aliados son hoy los principales
enemigos del gobierno y del desarrollo del país, dedicándose a azuzar
conflictos sociales.
Por otro lado, es un hecho
incontrastable que la economía se desacelera, lo que ha motivado que el
ejecutivo disponga mediante decretos de urgencia, luego de casi un año de virtual
inacción, una serie de medidas para financiar proyectos de inversión pública,
con el objetivo de promover el dinamismo de la economía nacional en lo que se
refiere a gasto público
Todo ello es positivo, pero no
olvidemos que la inversión pública es solo cercana al 25% del total. Por tanto,
la inversión privada es el verdadero motor del crecimiento económico y en ese
terreno este gobierno ha hecho casi nada, víctima de sus propios enredos,
indecisiones y mutismos.
Finalmente, ante declaraciones de tinte
personalista e infraterno de un ex alto funcionario del gobierno aprista, sobre
la defensa de Alan García frente a las patrañas toledistas y de sus aliados, los
verdaderos apristas, honestos y leales, hacemos explícito y público nuestro más
rotundo rechazo, solidarizándonos plenamente con el compañero Presidente.
*Escrito conjuntamente con Víctor Raúl Trujillo de Zela y publicado en La Razón el 01/07/2012.
También lo encuentran en: http://lasopateologa.blogspot.com/2012/07/mas-calumnias-mas-inversion-y-mas.html