sábado, 4 de agosto de 2012

Cuidado con la tentación autoritaria*


Es bueno repetirlo una y otra vez, América Latina siempre ha tenido largos ciclos de regímenes autocráticos o dictaduras. Obviamente en países como Perú, Bolivia y Ecuador, es en donde mejor se pueden apreciar estos ciclos, frente a la excepción a regla que podrían ser países como Costa Rica, Chile y Uruguay.  Así, en el Perú se ha constituido como regla que los regímenes democráticos tengan una duración no mayor de 12 años, por lo que en estas fiestas patrias habríamos llegado a nuestro límite.

Y aunque el presidente Humala haya dado un mensaje de unidad y una serie de metas para el 2016, como si la historia y el desarrollo del Perú y la justicia social recién hayan comenzado el 2011 con su gobierno, se sabe que hay voces susurrando al oído de la pareja presidencial, que cinco años no son suficientes para gobernar, por lo que habría que volver a La Gran Transformación pero caviarizada, y hacer una reforma constitucional para que el comandante pueda tentar la reelección o un cambio en la ley electoral para que Nadine postule. Será por eso que en su discurso no ha hablado de la democracia como sistema de gobierno, lo que nos parece una grave omisión.

Por eso, resulta trascendente restablecer la majestad del parlamento, hoy tan venido a menos por su mediocridad y un liderazgo que ha sido la negación de lo que ese poder del Estado significa y es, el ágora fundamental para representar, dialogar y fiscalizar. Tenemos pues que defender la autonomía de los poderes del Estado, a pesar de sus notorias deficiencias y de fallos cuyas sentencias nos puedan gustar o no. La institucionalidad de un país no es juego ni antojo ideológico, es herramienta fundamental para el fortalecimiento de la democracia.

La historia nos enseña que siempre hay gente dispuesta a subirse al coche y en ese sentido la denominada izquierda caviar, que hoy cogobierna el país, siempre ha estado dispuesta, habiendo apoyado ya autocracias y dictaduras.

Tenemos pues el ejemplo de la dictadura de Velasco, de la que hasta ahora son asolapados defensores tanto ideológica como políticamente. Sin mencionar que muchos de ellos también se vendieron y trabajaron, bajo el paraguas de tecnócratas, a la autocracia fujimorista, a la cual hoy sin ningún rubor ni vergüenza atacan despiadadamente. Tan igual que muchos grupos económicos mercantilistas a los que solo les preocupan los intereses de sus propios bolsillos. Por estas razones, debemos estar siempre alertas y vigilantes para defender a la democracia y a la libertad, las únicas capaces de guiar el desarrollo económico con justicia social. 

*Artículo escrito junto a Vícto Raúl Trujillo de Zela y publicado el 29/07/2012 en La Razón.

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