La semana pasada acertamos al señalar que los objetivos inmediatos en la campaña de la Villarán, dirigida por lobista y marketero político Favre, estaban orientados a focalizarla en Alan García. Así, hemos sido testigos de una blitzkrieg mediática, política y judicial contra el presidente Alan García, so pretexto de la adquisición de su nueva casa en la mesocrática urbanización de San Antonio en Miraflores, de la cual el ex presidente de la república salió fortalecido ante la solvencia y contundencia de los argumentos y de la documentación presentada sobre sus ingresos. A diferencia de las explicaciones del aliado de Susana Villarán, Alejandro Toledo, en relación a la compra por parte de su veterana suegra de una mansión en Las Casuarinas por casi 4 millones de dólares y de su casa de más de 700 mil soles en Puntal Sal.
Por otro lado, también acertamos al señalar que Favre, contratado por la Villarán y sus tontos y vivos útiles, logró que la tía regia adjudique, en forma muy sospechosa a un conocido consorcio brasileño, obras por la millonaria suma de 500 millones de dólares. Pues como ha dicho el mismo gerente de la municipalidad: “En el mes de setiembre se otorgará la buena pro. La iniciativa privada fue propuesta por la empresa Odebrecht y según la regulación se abrió una ventana para que se pueda presentar otra empresa, pero no se ha presentado ninguna otra, y por lo tanto el curso siguió con la empresa proponente en este caso”. Lo que nos exime de mayores comentarios al respecto.
Es patético que el pueblo haya tenido que iniciar una campaña para revocar a la Villarán para que esta señora se acuerde que es alcaldesa y comience a “planear” obras y preocuparse por las que ella misma había paralizado, por lo que ya ha tenido que pagar con el dinero de todo el pueblo, millonarios arbitrajes, entre otros gastos. Lo que cuesta mucho más que el cacareado gasto de la revocatoria.
Pero es más patético aún, que Favre haya tenido que desaparecer a Susana Villarán hasta de su propia campaña, pues como se sabe, la incapacidad de la alcaldesa sumada a su inacción, hacen de ella su principal contrincante. Campaña que además es sumamente onerosa, por la cantidad de lujosos paneles publicitarios de aproximadamente 15 mil dólares mensuales el alquiler de cada uno y los spots en televisión dentro de los horarios más costosos, sin que nadie sepa cómo se financian. Muy contrario a lo que sucede con la austera campaña que apoya a la revocatoria, que incluso ya presentó la primera rendición de cuentas.
Por último, tocando el tema de la injustificada salida de Mariátegui de la dirección de Correo, con quien hemos discrepado muchas veces, pero cuya salida intempestiva rechazamos y cuya inteligencia reconocemos, corre el rumor de que la “ola” brasileña habría tenido algo que ver con su defenestración.
*Publicado en La Razón el 10 de febrero del 2013