sábado, 1 de mayo de 2010

Ni a cocachos aprendí, el drama de la autodenominada izquierda peruana que no aprende la lección

Un comentario basado en la nota aparecida en La República sobre el llamado a un frente izquierdista (http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20100415/9/node/261031/todos/15) y sobre el artículo de Alberto Adrianzén en La República (http://www.larepublica.pe/disidencias/01/05/2010/las-posibilidades-de-la-izquierda).



De ser, en los años ochenta, una de las izquierdas más fuertes del continente, es ahora una especie de híbrido de cierto cúmulo de fuerzas poco representativas, como los son nuestra alicaída organización sindical, ciertas asociaciones de la sociedad civil que más se parecen y son una clase política fracasada, y un grupo de tecnócratas de pasado izquierdista pero que hoy cambiaron la dictadura del proletariado por la dictadura del doctorado.



Esto hace que un gran sector popular y progresista, que no se siente representado por el Apra, los siga viendo con la misma desconfianza de toda la vida, permitiendo así que fenómenos como el fujimorismo y el nacionalismo de Humala, terminen siendo su cobijo.



Habría entonces que hacer una pequeña revisión de cómo apareció y cobró fuerza este fenómeno izquierdista, no aprista, en los ochentas. Básicamente, se da por la profunda reforma social que significó la dictadura militar encabezada por Juan Velasco Alvarado, que permitió de cierta manera abrir una ventana a nuevos movimientos que logren institucionalizar y democratizar dichos cambios. Y es así que aparece el gran Alfonso Barrantes (ex militante aprista), como el líder carismático capaz de unificar dichos movimientos y darles forma institucional por medio de la llamada Izquierda Unida (IU).



Lamentablemente todo el esfuerzo de Barrantes terminó destruido por el personalismo de quienes se autoproclamaban líderes de la IU y que veían en él a un líder cuyo nivel era más bajo que el de ellos, pero que sobre todo eran muy recelosos de su pasado aprista y de su cercanía amical con el presidente Alan García. Todo esto, terminó por hacer colapsar el único embrión de institucionalizar a la izquierda política no aprista en el Perú y de lograr en los años ochentas junto al Apra (el Apra y la IU sumaban el 75% de la representación política nacional), las bases para la gran transformación social que tanto le sigue faltando al país.



Y en la actualidad da mucha pena ver como los llamados a recomponer el movimiento popular y progresista del Perú sigen siendo presa de los mismos apetitos y defectos, haciendo que nuestra incipiente democracia vuelva a padecer de una cojera crónica, la cual se sigue alimentando de los egos personales de quienes lo quieren representar y que parecen no haber aprendido de los errores que por años han venido repitiendo.




Ojalá que los recientes llamados a reconstruir dicho movimiento con el concurso de personas y no partidos, como de manera errónea lo han hecho siempre, sean solo un error semántico y que apunten a construir un partido fuerte y articulado, que ayude a ampliar el abanico democrático y que no deje solo al Apra en la tarea de articular la democracia con los sectores más excluidos y poco representados de nuestra sociedad.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Las bases para la gran transformación social que tanto le sigue faltando al país, no puede partir de esa misma izquierda, aun cuando se reagrupen en torno a un solo partido, y menos aun con la acción civil de los reciclados convertidos en tecnócratas cuya labor no hace mas que agrietar y resquebrajar el país.

I lost my wallet dijo...

Efectivamente, una vez más la autodenominada 'verdadera izquierda' con planteamientos ilusorios ¿conformar un bloque de personas, más no con partidos? Eso no es acaso nocivo para la democracia e institucionalidad de aquellas entidades tales como partidos políticos bien cimentados y que sostienen esta cuasidemocracia precaria.

Tantas veces; Pedro Franke, Rocio Silva Santisteban como tantos otros.

BadMotherFucker