viernes, 19 de agosto de 2011

La libertad como moral en el Quijote

“Cuando don Quijote se vio en la campiña rasa, libre y desembarazado de los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro, y que los espíritus se le renovaban para proseguir de nuevo el asunto de las caballerías, y volviéndose a Sancho, le dijo:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

Miguel de Cervantes Saavedra: Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, Madrid, 1615, Capítulo LVIII

Mucho es lo que se ha escrito sobre el Quijote. Se le ha observado y estudiado desde todos los ángulos posibles, pero sobre todo, es el tiempo quien más pareciera haberse dedicado a contemplarlo, pues la vigencia que mantiene tantos años, pareciera tenerlo ya, como un lugar común en todas las generaciones que desde su aparición lo han podido tener entre sus manos.

Dicho lugar común a lo largo de tanto tiempo, sólo puede responder a un tema que ha sido desde los inicios de la vida en sociedad, el meollo de la búsqueda del hombre, el cual, es el de la libertad. Esta búsqueda del hombre, de poderse desarrollar en libertad frente a sus pares, pero sin afectarlos, aceptando que hay una libertad igual en cada ser que acepte vivir en grupo, es una búsqueda incansable por encontrar un modelo de libertad a seguir o dirigida a saber cuáles son los verdaderos límites de ésta.

Es entonces, cuando la misma libertad te permite elegir de manera libre, que encontramos el sentido que uno le puede dar al vivir, y en el Quijote, eso es algo que logra desarrollarse de una manera impresionante. Pues el personaje principal de la obra consigue abrir para sí un modelo de vida signado por la libertad, el cual desarrolla como una especie de manera de ser. Él mismo crea su propia novela sobre la libertad, y parte sobre Rocinante para asumirla.

Pero dicha historia, no es la aventura de un hombre que busca avanzar como hombre efectivamente libre. Es todo un desarrollo coherente, con su propio sistema de reglas, que le va indicando el camino a seguir. Es la propia libertad que tiene el hombre para decidir su estilo de vida y ponerlo en práctica, pero no de una manera desordenada, más bien con un conjunto de reglas que muchas veces restringe al mismo personaje, llegando a parecer ya no tan libre; sin embargo, dicha característica es el ingrediente principal, pues su devenir es una constante elección sobre cómo enfrentar su desarrollo, pero dicha elección es realmente una libre manera de elegir.

Además, el desenvolvimiento de dicho modelo de vida, como una propia novela que el autor desarrolla para su personaje, tiene la particularidad de darle a conocer, al resto de personajes que lo acompañan, que es una historia creada y que sólo existe en la cabeza del personaje principal. Por lo que el resto de personajes quedan también en plena libertad para escoger seguirlo o no. Y al parecer, la sinceridad con la que el protagonista les vende a sus vecinos su idea de vida, de libertad, y que estos aceptan adoptar y moldear a su propia medida, les permite desarrollar a cada uno su propia novela interior.

Es así, que la obra se torna en un conjunto de proyectos libertarios individuales, pero que entre ellos mismos se saben respetar y giran alrededor del proyecto del personaje principal. Pero la grandeza de la obra no se acaba ahí, va mucho más allá, pues al estar divida en dos partes, no da la posibilidad de ver cómo los personajes viven una primera etapa, en la que plasman todos sus sueños libertarios de comportamiento, para luego llegar a una segunda parte, en que el centro de la historia pasa a ser el reconocimiento de que el proyecto del personaje principal se agota. Y que por lo tantol, al darse cuenta de esto, da un nuevo giro a su novela personal de vida, para pasar a convertirse en un hombre completamente racional en comparación al de la primera etapa.

“La libertad tiene que ver con la capacidad de hacer cosas de diferente tipo. La capacidad genérica es denominada libertad potencial; la capacidad de hacer u omitir acciones concretas (individuales), libertad real. La libertad real de un agente depende del número de restricciones que hay sobre su libertad potencial. Estas restricciones son internas y externas y afectan tanto a las acciones como a las omisiones (Henrik von Wright: 2002).”

Dicho argumento cobra mayor significado con la segunda parte de la obra, en la que el Quijote se presenta de manera racional a hacer un balance de sus libres acciones ante el resto de personajes, para lo que acepta en primer lugar que su proyecto respondió a un estímulo personal, que lo hizo desarrollar toda una historia paralela en vida.

Luego hace una especie de acto de contrición, para pasar a aceptar que tal vez estaba equivocado en dicho proyecto, pero que fueron ellos (el resto de personajes), quienes de manera libre, decidieron acompañarlo en dicho sueño, por lo que ambos lados saben aceptar los resultados finales.

Es ese punto, el que le da, ese toque especial que caracteriza a la obra, pues dentro de toda la locura que se pueda apreciar en el Quijote, éste acto simboliza el asumir la libertad de una manera responsable, asumiendo todas las responsabilidades que esto implica.

“No es necesario que seamos almas inmateriales al estilo antiguo para estar a la altura de nuestras esperanzas, nuestras aspiraciones como seres morales cuyos actos y cuyas vidas importan no dependen en absoluto de si nuestras mentes obedecen o no a unas leyes físicas enteramente distintas al resto de la naturaleza. La imagen de nosotros mismos que podemos extraer de la ciencia puede ayudarnos a asentar nuestras vidas morales sobre nuevos y mejores fundamentos, y, una vez comprendamos en qué consiste nuestra libertad, estaremos en una posición mucho mejor para protegerla frente a las amenazas genuinas que a menudos somos incapaces de reconocer (Dennett: 2004).”

Por tal razón, podríamos decir que al aceptar el Quijote que su proyecto de sueño de libertad no había podido ser cumplido, es una especie de protección de su misma libertad, pues de no ser así, los personajes que lo acompañaron en su aventura, no hubiesen podido descubrir al hombre moral que la libertad desarrolló en el Quijote, y que a pesar del no éxito del proyecto, lo siguen acompañando en su sueño de libertad. Sueño que, aunque ellos ya no lo vean posible, el personaje central lo puede seguir desarrollando dentro de los límites que la novela misma se plantea en su segunda parte, y que hace del Quijote, un hombre libre en toda su dimensión. Pues tiene la capacidad de advertir los errores a los que lo llevó la libertad. Pero dicha advertencia, sólo se puede dar en un ámbito de libertad pura, como la alcanzada por dicho personaje.

Por último, podríamos decir hay una conexión muy fuerte, entre el hombre moral y el hombre libre, que es lo que da tremenda talla al Quijote, y que en palabras de Charles Taylor en La libertad de los modernos podemos encontrar muy claramente:

“Hay por tanto una convergencia de varias cosas. En primer lugar, un temperamento moral que exalta las cuestiones de benevolencia y la justicia por encima de todas las demás, aun al extremo de convertirlas en la suma de la «moralidad» propiamente dicha; luego, una concentración correlativa en nuestras obligaciones hace los otros: la moralidad tiene que ver con el «deber» (Taylor:2005).”

Estos elementos son los que hacen del Quijote, tan universal personaje, pues él nos demuestra que si se puede concebir una libertad que incluya el respeto del otro como deber, que es al final lo que hace del hombre verdaderamente libre, un hombre que por encima de todo, es un hombre moral. Y dicha conjunción de elementos sigue siendo, a pesar del tiempo, una gran opción de modelo a seguir.



(Publicado en: http://sorocheyresaca.blogspot.com/2011/08/la-libertad-como-moral-en-el-quijote.html)

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