Este histórico triunfo revela que la gran coalición del pueblo, formada desde abajo, hizo escuchar su voz, y en una democracia tan avanzada como la norteamericana, derrotó a quienes querían una vuelta al pasado y la trickle-down economics, denunciada por Bill Clinton allá por el año 1992, cuando derrotara a Bush padre, porque como dice Alan García en su libro Contra el Temor Económico del 2011: “La invocada política del trickle-down o «teoría del goteo» de los sectores más altos hacia los más bajos de la pirámide social no es real y mucho menos justa, porque convierte al Estado en un mero espectador del mercado”.
Esta gran coalición rechaza el capitalismo salvaje, la codicia del sector financiero, reclama el seguro social universal, más trabajo y menos gastos en defensa, y mayores libertades personales frente al fundamentalismo religioso que desafortunadamente ha copado al partido republicano. Compartimos estos postulados con los 60 millones que le dieron su confianza a Obama, entre ellos, el 55% de las mujeres, el 93% de los afroamericanos, el 71% de los hispanos, el 60% de jóvenes de 18 años, el 52% de los votantes de entre 30 y 44 años, el 51% de los que no tienen educación universitaria, pero a la vez el 55% de los que tienen postgrado.
Además, obtuvo el 63% de los votos de quienes registran ingresos menores a los 30 mil dólares anuales, el 57% de los que tiene ingresos de hasta 50 mil dólares, pero significativamente en New Jersey obtuvo el 61% de los votos de aquellos con ingresos mayores a 100 mil dólares y en New York el 51%. Finalmente, la colonia judía votó masivamente por él. Y completando el círculo, Obama obtuvo el 76% de los votos de la comunidad LGTB.
Sin embargo, lo que hay que destacar es la unidad y solidaridad del partido demócrata detrás de su líder. Los golpes y la experiencia enseñan que es mejor buscar consensos que confrontar, sobre todo cuando se tiene un país tan dividido y se necesita dialogar con los republicanos para reducir dramáticamente el déficit fiscal y buscar un nuevo compromiso en lo relacionado al gasto militar, ahora que Rusia ha decidido gastar más de 700 mil millones de dólares en los próximos 10 años en la industria de defensa. Nos parece muy acertado que Obama utilice al expresidente Clinton, factor clave en su triunfo, en las conversaciones que tendrá con los líderes republicanos para concertar sobre temas de importancia nacional e internacional.
Finalmente, planteamos al presidente Obama y al propio Bill Clinton que adopten una versión moderna del New Deal del gran presidente Roosevelt, que significa mirar con más interés a América Latina promoviendo la inversión privada, en especial a los países del Arco del Pacífico, realizando un trabajo político coordinado para consolidar la democracia representativa en el Perú y en el resto del continente. Así como a la luz de los resultados, evaluar nuevas estrategias contra el consumo de drogas.
*Artículo escrito junto a Víctor Raúl Trujillo y publicado en La Razón el 11/11/2012
*Artículo escrito junto a Víctor Raúl Trujillo y publicado en La Razón el 11/11/2012
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