Resulta prácticamente inadmisible que el abanderado de la lucha anticorrupción y autoproclamado enemigo público del narcoterrorismo en sus dos campañas presidenciales del 2006 y 2011 haya dejado que su gobierno sea penetrado por elementos narcoterroristas. Nos referimos al caso de la excongresista del partido nacionalista Nancy Obregón, quien según el poder judicial pertenecería, junto a miembros de su familia, a una red internacional comercializadora de cocaína, que además tendría grandes nexos con el terrorismo. Esto es sumamente grave, pues como la misma excongresista ha dicho, ella encabezó la lista al congreso en el departamento de San Martín en las elecciones del 2006, por petición directa de la pareja presidencial, a pesar de que desde mucho antes ya eran públicas las denuncias de sus "supuestos" nexos con el narcotráfico y el terrorismo.
Lo que es peor aún, durante su gestión congresal fue parte de la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno, Desarrollo Alternativo y Lucha contra las drogas y tuvo además como asistente parlamentario a Max Caller Valdez, detenido en el 2009 con más de 100 kg. de cocaína. Pero esto no termina ahí, pues la exparlamentaria andina por el partido nacionalista, Elsa Malpartida, también sería parte de dicha red delincuencial. Incluso durante el actual periodo parlamentario, Nancy Obregón fue contratada por la presidencia del congreso para trabajar en el tristemente célebre programa de "Núcleos ejecutores".
Por todo esto, el comandante Humala y la bancada nacionalista están en la obligación de colaborar y agilizar las investigaciones a su excompañera, quien además de ser investigada por el poder judicial como ya lo está siendo, debería ser también investigada en el congreso, para lo que se debería formar una comisión investigadora que obviamente no sea presidida por un miembro del oficialismo. Porque no podemos permitir que el Perú se convierta en un "narcoestado", frustrando el futuro del país, que tanto esfuerzo y sacrificio ha costado.
Esta es una de las prioridades a la cual deben de abocarse los poderes del Estado, por las implicancias externas que también podría tener, considerando además la evidente desaceleración de nuestra economía, la inseguridad ciudadana que abarca prácticamente todo el país y al mismo tiempo, elevar el nivel del debate político, para así evitar el ya tremendo descrédito de nuestras instituciones públicas, que debilita y pone en riesgo a nuestro sistema democrático.
No dejemos que la tentación autoritaria vuela a instigar los cuarteles, mucho menos si es para encubrir la falta de rumbo y la inacción de un gobierno, el cual colabora con el desprestigio de la clase política al colocar como ministros a gente sin nivel técnico y político, los que solo tienen luz verde para actuar cuando se trata de atacar a los opositores al gobierno. Por lo que exhortamos a las fuerzas políticas democráticas a dialogar para trabajar por el bienestar del Perú y lograr que de una vez por todas, las fuerzas armadas y policiales reciban el equipamiento necesario para luchar contra la delincuencia y el narcoterrorismo.
*Artículo escrito junto a Víctor Raúl Trujillo de Zela y publicado en La Razón el 4 de agosto del 2013.
**También lo encuentras en: http://lasopateologa.blogspot.com/2013/08/la-infiltracion-del-narcoterrorismo-es.html
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