La muerte de Hugo Chávez, el caudillo y autócrata venezolano, ha sumido en un manto de tristeza y desolación a la mitad del pueblo venezolano, debido a que su muerte, que es un hecho natural en la vida del ser humano, ha sido envuelta en un velo de misterio desde el inicio de su enfermedad. Resultando verdadera toda la información proveniente de fuentes no oficiales que el chavismo calificaba como mentiras del imperio, pero que en realidad eran la crónica de una muerte anunciada desde que el cáncer en la zona pélvica hizo metástasis, es decir, se expandió al resto del cuerpo.
Este secretismo en un verdadero régimen democrático, con división de poderes, con respeto a la libertad de expresión, con una fuerza armada no deliberante, no hubiese sido necesario. El avasallamiento a todo tipo de oposición y ese hacer y deshacer con el dinero público convirtió a PDVSA, una de las petroleras más grandes del mundo, en la caja grande de Chávez para vender petróleo subsidiado a sus aliados como Cuba y Nicaragua, comprar armas para enfrentarse al Imperio "en caso necesario" y a Colombia en épocas de Uribe, todo ello para implementar el modelo chavista en otros países.
Esto ha dejado a Venezuela inmersa en una ola de inseguridad ciudadana que el año pasado cobro la vida de más de 21 mil personas, además de tener la más alta inflación del continente, con una infraestructura hospitalaria calificada como "podrida", con una escasez de alimentos generalizada, sin energía eléctrica, llegando al colmo que el mismo Chávez recomendaba usar linternas en las noches, y colocando a su país entre los 10 más corruptos del mundo.
Sin embargo, el supremo objetivo de la revolución chavista en algunos países de América Latina, entre ellos el Perú de la pareja gobernante, sigue en pie: la perpetuación del régimen, ya sea con un solo caudillo como el caso de Castro, reformando la constitución para reelecciones indefinidas como el caso de Chávez, o como el caso de los Kirchner, mediante la utilización del o la cónyuge.
Y esa es la posición de este gobierno, la continuación del régimen más allá del 2016 siguiendo el modelo chavista, con Nadine a dúo con el todopoderoso ministro de economía, o algún caviar o comunistoide del grupo encabezado por Siomi Lerner, ambas alternativas inaceptables para la consolidación de la democracia representativa con justicia social en el país.
Por esta razón, todos los demócratas verdaderos debemos hacer un frente para impedir la entronización de un modelo autoritario que obligatoriamente deviene en muy corrupto y cuyo modelo económico si se rompiese el dúo Nadine-Castilla nos llevaría al desastre. En ese sentido, y en relación a la revocatoria del 17 de este mes, esperemos que los tontos útiles que se dicen demócratas a carta cabal no le hagan el juego al caviarismo que toma este proceso como un ensayo para medir fuerzas con el pueblo peruano, defraudado por una alcaldesa inepta, que cual María Magdalena, pide perdón tardíamente por su desastrosa gestión.
*Artículo escrito junto a Víctor Raúl Trujillo y publicado en La Razón el 10 de marzo del 2013
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